jueves, 28 de julio de 2011

"El optimisto educativo".

Navegando un poco por la red en páginas educativas me he encontrado con un artículo muy interesante y que expone  una clasificación muy real de los maestros y maestras que estamos hoy en las escuelas. Cuando termines de leer, piensa un poco y sitúate en una de las dos actitudes que este profesor y filósofo expone.

"Puedo dividir a todos los docentes que conozco –y son muchos- en dos grupos: los optimistas y los pesimistas. Los optimistas sensatos perciben las dificultades de la situación, pero creen que las cosas pueden mejorar y que ellos pueden intervenir en esa mejora. Los pesimistas piensan que la situación no tiene remedio. La relación entre ambos grupos es complicada, como puede verse en cualquier claustro. Los pesimistas consideran cualquier iniciativa de los optimistas como una ingenuidad o una acusación, y se defienden intensificando su pesimismo. Los optimistas consideran a los pesimistas como irrecuperables, y se deciden a hacer la guerra por su cuenta, para evitar ser abducidos por ellos.
Este fin de semana he asistido a dos actos de docentes optimistas. Uno, el viernes, en Pamplona. Era el acto final de los cursos de TRIBUCAN, una experiencia educativa que dirijo, financiada por Caja Navarra, para introducir en los centros de primaria –y algunos de secundaria- un programa para fomentar la iniciativa personal y el emprendimiento. Es decir, una de las ocho competencias básicas indicadas por la UE, que me parece interesante y difícil.
El segundo acto de optimismo educativo sucedió el sábado en Granada. La asociación APFRATO me invitó a participar en su II Encuentro Nacional. APFRATO es una agrupación de docentes entusiastas, impulsada por María del Mar Romera y con la figura de Francesco Tonucci como referencia. De ahí el nombre: Asociación Pedagógica Francesco Tonucci. No sé si conocéis la obra pedagógica de Tonucci, ilustrada con sus fantásticas viñetas. Si no lo conocéis, decídmelo y os haré una presentación a gran orquesta del personaje. Se reunieron durante tres días 250 docentes y padres de todas las comunidades, cada uno de los cuales se había pagado el viaje y la estancia. ¡Qué más se puede pedir! Intervinimos en los actos Tonucci, Miguel Ángel Santos Guerra, Amparo Tomé, Antoni Zabala, Daniel Bernard, José María Toro y yo. Y muchos niños y niñas encargados de presentar a los conferenciantes y hacerles preguntas. Se respiraba algo que estamos olvidando hasta el punto de que puede resultar cursi decirlo: el amor de los docentes por sus alumnos. Se trataron temas importantes, pero de manera cordial y divertida. ¡Qué delicia, hablar de educación en un entorno alegre! Los reunidos allí no venían de otro planeta. Son nuestra gente. Somos nosotros mismos… pero con esperanza. Os recomiendo que prestéis atención a APFRATO. El optimismo debería venderse en farmacias, porque es el mejor estimulante que tenemos".

José Antonio Marina (Fundación SM).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario